lunes, 6 de noviembre de 2017

Las razones del silencio. Violencia sexual e impunidad en la CDMX.


Hace unas noches a poca distancia de mi casa fui víctima de violencia sexual. El incidente ocurrió como usuaria de una unidad de transporte público cuya ruta me deja cerca de casa. Un hombre de aproximadamente cincuenta y pico de años se atrevió a rebasar mi espacio personal, imaginaran casi nulo, además de sentir sus genitales, me tocó con su mano a la altura de mis nalgas... Inmediatamente lo increpé, no niego que lo pensé pero finalmente tomé el valor para decirle que me había dado cuenta y que era un desgraciado. Como en todos los casos, el hombre me insultó, pero no pudo soportar la risa. Todavía no sé por qué , pero se bajó en mi parada, no imagino si era porque él vive cerca de mi casa, espero que no, o porque no se dio cuenta que yo me bajaría ahí. En la esquina de mi calle hay un Seven y justo afuera se encontraba un elemento de Seguridad Pública, la verdad es que no dudé ni por un segundo en solicitar su ayuda para detener al hombre que me había violentado, supuse que iríamos al Ministerio Público, incluso me sentí aliviada. 
De acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el primer trimestre de este año en nuestro país se denunciaron 16,631 delitos sexuales, de los cuales 6, 444 fueron casos de violación. En la nota del periódico Excelsior del día 16 de julio del año en curso, se indica que la Ciudad de México es la segunda entidad con mayor registro de denuncias por violencia sexual desde el 2007. Sin embargo, no se tienen en realidad cifras reales, pues según la Comisión Ejecutiva de atención a Víctimas, organismo dependiente de la misma SEGOB, muchas veces la víctimas no denuncian y cuando lo hacen, en realidad no se cuenta con el seguimiento que corrobore que dichas denuncias han contado con la procuración e impartición debida de justicia:
"el Diagnóstico sobre la atención de la violencia sexual en México de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) de la Secretaría de Gobernación (Segob), el cual menciona que 94.1% de los delitos no se denuncia.
El diagnóstico detalla que entre 2010 y 2015 se abrieron 83 mil 463 expedientes por diferentes delitos sexuales, incluida la violación. Aunque el estudio realizado por la institución no detalla cuántas averiguaciones previas se iniciaron por violación sexual, asegura que entre 2010 y 2015 se atendió a 35 mil 898 víctimas por ese delito en procuradurías y fiscalías del país."  http://www.excelsior.com.mx/nacional/2017/07/16/1175891 
Esa noche el alivio no me duró más que tres segundos. El oficial dejó ir a mi agresor, quién impunemente escapó a bordo de la misma unidad donde habían ocurrido los hechos, pues para mi mala fortuna el alto le dio la oportunidad de firmar un delito de violencia sexual que había quedado impune. En ese momento dos ciudadanos se solidarizaron y le dijeron al elemento que su deber era haberlo aprendido. El silencio de un minuto se rompió con la amenaza de que él podía llevarlos detenidos a la Delegación. Yo no daba crédito y mi deber era exigirle su nombre, hacer algo, pero en el fondo sabía que no podía hacer nada. Otro elemento se encontraba en el interior del local, él no había tenido nada que ver y sin embargo llamó a sus superiores quienes llegaron a bordo de un par de patrullas, mientras que el oficial huyó en su bicicleta. Me avergüenza no saber las identidades de los hombres que me ayudaron y me creyeron en todo momento, pues presionaron a los elementos de seguridad, quienes nunca me quisieron dar sus datos, y dijeron que estaban dispuestos a ir conmigo a la Delegación Tlalpan para denunciar, sin embargo, dichos elementos también los amedrentaron. Lo único que pude hacer es obligarlos a que trajeran de vuelta al oficial y que me dieran sus datos, cosa que hicieron, pero me dijeron que a la Delegación no, que si yo quería lo arrestarían 36 horas. Cuando a este servidor público le preguntaron delante de mí los hechos, éste me revictimizó, pues objetó que no le constaba mi testimonio, simplemente que no me creía.


Había transcurrido una hora, llovía muchísimo y eran ya las 23:00 hrs, mi pareja y mi hija estaban en casa y yo no podía hacer más, pues ninguno de los oficiales me ofrecía ningún tipo de apoyo y francamente me encontraba cansada y harta.
Cuando llegué a casa, mi pareja ya había hecho una denuncia vía telefónica a la Unidad de Contacto del Secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, había retuiteado mis mensajes, había hecho todo lo que estaba en sus manos y ellos le dijeron que debíamos ir al otro día a realizar la denuncia correspondiente por la negligencia del elemento antes referido. No negaré que me quedé dormida y que hasta el otro día llamé al INMUJERES CDMX para saber qué podía hacer. Lo primero que me dijeron es que debí hacer ido a la Delegación, ajá a las 22:00 sola y sin apoyo legal, y que debía hacer otras dos denuncias en dos entidades distintas para abrir expediente en contra del elemento de seguridad...

La CDMX cuenta con un Programa de Fortalecimiento a la Transversalidad de la Perspectiva de Género, del cuál se generó en el años 2015 y con recursos públicos un Diagnóstico de la efectividad de la aplicación y uso del protocolo de prevención, atención y erradicación del acoso sexual en el GDF(SIC) http://www.inmujeres.cdmx.gob.mx/storage/app/media/Estudios_Diagnosticos/Diagnostico_Protocolo_Acoso_Sexual.pdf
De igual forma, cuenta con el programa Viaja segura en el transporte público y como saben o imaginan, una variedad de programas que intentan promover la equidad de género, la prevención de abuso y violencia sexual, así como el tratamiento a victimas de los mismos. http://www.inmujeres.cdmx.gob.mx/
Esa mañana experimenté las razones por las que millones de niñas y mujeres en el país componen desde el silencio la danza del cuerpo violentado que a cada segundo cuenta con otro milimetro de dermis lacerado, violado, exterminado, calcinado, degollado, invisibilizado.


Sé que como ciudadana fuí irresponable al no haber ido a denunciar. Sé que mi caso no estará en las estadísticas, es más, ni siquiera en redes, las redes no son la vida y en realidad nada de ellas importa, tuve ninguna respuesta ni siquiera de apoyo por las compañeras feministas, solamente mi pareja, mi madre, mi hermana, mi prima, Mariana Arteaga, mi maestro Bernardo Ruíz y mi mejor amigo Diego Álverez Robledo quien otra vez como siempre ha estado de mi lado, me ungieron con su apoyo y amor. No denuncié porque aunque en la llamada del INMUJERES fueron muy amables, en realidad no me daban alternativas, solamente la denuncia y ante la experiencia de la noche anterior y mis prejuicios, tomé mi derecho de dar vuelta a la hoja y quedarme con mi ira como otras tantas veces. Al final de la llamada, me dijeron que "aunque su talón de Aquiles siempre iba a ser la Seguridad Pública, que bueno que dos ciudadanos me habían ayudado".

Mañana debo tomar la misma ruta por la noche y francamente tengo mucho miedo, pero al igual que tomé la decisión de callar y no denunciar, también tengo el absoluto derecho de tomar mi vida, tomar la calle y sostenerme con la fuerza de ese mismo cuerpo, con la fuerza que otras mujeres como yo tienen para vivir en un lugar donde a cada segundo se proclama la nula vida.
Programa Viaja Segura INMUJERES (LÍNEAS DE AYUDA Y PÁGINA)http://www.inmujeres.cdmx.gob.mx/vida-libre-de-violencia/viaja-segura
Para la detección y protección de abuso sexual hacia niñas y niños, aquí la liga de la UNICEF https://www.unicef.org/argentina/spanish/proteccion-AbusoSexual_contra_NNyA-2016.pdf

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