miércoles, 12 de junio de 2013

Procesos

Desde hace meses una y otra vez las frustraciones han asaltado a mis páginas, cada vez más escasas. No soy escritora y mi carrera académica, si acaso en algún pasado podía llamarle de esa forma, se ha esfumado. Todas las mañanas mis dudas destapan todo tipo de inseguridades. Cada vez fracaso con mayor ímpetu, con mayor decisión. Yo misma desgarro mi voz, deshago mis espacios Sigo pensando que mi único asidero son los procesos, que estar en ciernes es mi condición natural, que quizá esa sea mi manera de estar en la literatura. A estas alturas no me importa exponerme, para qué guardar los secretos, si en el fondo todos albergamos el mismo miedo. La aventura se vuelve lacerante. No es mi deseo emular una condición de sufrimiento continúo, pero creo que la literatura en la que creo, sólo es posible cuando vemos nuestra verdadera imagen y después del impacto, exprimir lo que nos queda para poder decir algo que nos haga sentir reales. No sé que pueda salir de un trabajo continúo que en ocasiones llega a hundirme; puede que lo único que valga la pena sea el viaje, sin posibilidad de retorno, hacia el centro de esta selva espesa y oscura.

martes, 30 de abril de 2013

Microcosmos

Noticias desde Liverpool 16, últimos meses.

No he escrito desde hace meses, acaso he tenido mucho trabajo, o simplemente mi gusto por mi blog se ha ido evaporando paulatinamente. Pero no puedo dejarlo del todo.

A estas alturas poco me importa si acaso algunos lectores siguen esperando una entrega. Sé que no es así, pero qué importa, un medio ya en plena decadencia sirve en todo caso para seguir un proceso que por el contrario, como siempre mi voz repleta de diáfana presunción, de a poco va consiguiendo cierta solidez.

Siete meses y las rutas de mi escritura, en prudente calma, han podido albergar ciertas curvas, islas  donde la vida se detiene y no queda sino entregarse totalmente a su contemplación. En ningún otro momento había experimentado un gusto tan obsesivo por los pequeños detalles, por esas formas de vida que por ser tan obvias, tan continuas, conservan sin embargo un mecanismo complejo. Estructuras que presentan un disfraz que frente a nuestra natural miopía, sin mayor riesgo, desarrollan una historia que contiene muchas veces los secretos de todos los fractales.

En un año y medio de estancia mi obsesión se ha agudizado por esos lugares comunes, por esas cosas nimias a las que casi nadie les da el valor, ni siquiera para anotarlo en diarios personales, práctica también un tanto empolvada. Cosas pequeñas, guijarros incrustados sobre el pavimento; papeles sueltos, tickets de todo tipo, envolturas de condones, rutas cotidianas, paseos que en la rigidez de la vida parecen sentencias a continuar, por siempre, recorriendo los mismos pasos.

Esa continuidad de las cosas, ese revés que espera ser unido con cada pieza, estoy segura, presenta la parte que no renuncia a su sentido de plena falta, la única manera de entender lo profundo, lo complejo. La vida sin más.