miércoles, 22 de junio de 2011

¡Mágazo!

Noticias desde la zona centro de la ciudad... Entérese!!

Como a las 17:00 hrs en el espacio que hay entre la peatonal Francisco y Madero y la calle de Mata, se dan lugar las risas perdidas, las ilusiones ahogadas con el paso de los años y en fin, esas ganas de sentir que de nuevo el arribo de la felicidad pueril toca puerto, todo se hace posible en el instante en que nuestro personaje, imaginemos que se llama Jonás, un hombre como de cuarenta y pico de años, alto, de manos grandes, vestido con un traje negro y camisa blanca, rápidamente pone un soporte en el que coloca una maleta negra... -Mamá, ese señor, qué trae en su maleta-, -¡órales, a lo mejor se me aparece un billetito de a mil pesotes!- ¡ya va-a-sacar-sus cartas!- y así, las exclamaciones se revuelven con los colores que salen y salen en forma de pañuelos transparentosos que no cesan con el constante tirar de uno de sus extremos.
Luego las cartas, ¿quién se iba a imaginar que había naipes flotando en la calle y nadie se había atrevido a agarrarlos? Jonás termina con el truco de la cuerda y sus nudos mágicos, con el cordel que corta y luego vuelve a pegar; con un movimiento imperceptible, el trozo de piola queda intacto, sin una sola fibra fuera de su lugar, luego bueno, el truco de aparecer las monedas en el sombrero, esas que  por la mañana nuestro mago sintió que le faltaban.
En los tiempos en que usaba vestidos ampones de florecitas, en esas mañanas en que mi hermana me peinaba de coletas o trenzas, en esos tiempos en que todo sabía mejor, en que la felicidad se traducía en ver dientes de león esparcirse con el correr del viento y en que los ratones eran seres adorados, la fantasía recurrente era saber los secretos de los magos, suponiendo que sus secretos pudieran ser transmitidos y suponiendo, claro, que una vez descubiertos, yo podría practicarlos y entonces con dicha experiencia ser tocada con la gracia de la magia...
Ahora en estos tiempos,  para que decir lo que todos sabemos que ocurre con la edad; en fin en estos días en los que me conformo con recolectar los colores del cielo, los filamentos que queden de los desflorados dientes de león, la verdad es que deseo que nunca me sean develados los secretos de los trucos mágicos de Jonás, de Houdini o de la Maga, y entonces cada vez que escucho en la calle de Madero o de Gante o de Mata, MAGAZO! corro con la ilusión de encontrar el as que me falta.

miércoles, 8 de junio de 2011

La rueca...

Noticias desde la zona centro de la ciudad... Entérese!!
Han pasado meses desde la última vez que escribí, la verdad no encontraba una sola línea que pudiera parecerle significativa al lector, ni siquiera a mi ego, ni siquiera a Eunice, a los espejos, a los perros, a las plantas a mi ello...
De tres que éramos cuando empecé a escribir el presente, sólo dos hemos quedado, estrellados contra las piedras, por las fuerzas etílicas y la violencia que el inconsciente ejerce, sólo dos sobrevivimos el colapso. Ahora no hay gato que acariciar, y lo único que me queda es el resto de días de incertidumbre. En los meses pasados las noticias, los libros, las imágenes e incluso algunos deseos cumplidos se dejaron sentir por las inmediaciones de este departamento que ha quedado tan liviano que he dejado de preocuparme, por fin se ha ido el espejo que diariamente me hacia extrañas preguntas. Igualmente nos abandonó el escritorio, ese pedazo de madera autoritaria que no me dejaba salir de mi yo.
Ahora no me queda sino seguir escribiendo, ahora sólo mis plantas, mis letras y mi voz me ocupan. En algún momento de estos sueños alguna hechicera me dijo mirando al viento que mis dotes eran las de una tejedora que hila pedazos que a simple vista no tienen sentido, ni siquiera un patrón de proximidad, nada, pero por alguna razón al unirlos podía hacer que emergiera esa historia...