martes, 12 de julio de 2011

De inundaciones y otras despedidas...

Noticias desde la zona centro de la ciudad... Entérese!!

Ya van más de quince días y las escenas de Macondo figuran con más proximidad en el d.f.ectuoso. Llueve y como se sabe, la fuerza del agua diluye todo lo que encuentra. Resulta curioso ver como todo lo que tiene que ver con agua encuentra una polaridad extrema; el agua por un lado, en todas sus presentaciones, incluso en esos pequeños hilos que se dibujan por la meseta blanca, parda o chocolatosa de tu rostro, presenta propiedades benéficas, hace que se limpien las cosas, que reverdezcan los campos, que los pozos se llenen, que vuelvan a fluir los ríos perdidos... Pero a medida que el tiempo se alarga y la fuerza del líquido se va acumulando, se desatan una serie de problemas que pintan tragedias dolorosas. El agua todo se lleva, dejando sólo recuerdos imprecisos de cómo era todo antes de su aparición...

Resulta todavía más curioso analizar como es que en el último año, grandes seres han decidido partir en esta ciudad y en esta época, para nunca más escucharlos, para nunca más verlos acariciar gatos, hacer trazos multicolor o dar lucidez al pensamiento de izquierda. A lo mejor,  querían tanto a la ciudad, a su vida en esta urbe, que decidieron marcharse con la esperanza de que la fuerza del agua borre el rastro de su partida y tan sólo queden en nuestros recuerdos sus ideas, sus risas, sus imágenes y todo lo que nos dieron.
Quizá sea coincidencia, pero Monsiváis, Bolívar Echeverría, Phill Kelly y ahora el maestro Sánchez Vázquez, dejan en su partida la impronta de una lucidez que nos falta y a ellos les sobra. Sí, les sobra porque siguen vivos al leerlos, al ver sus trazos y al pensar en la imagen de una sociedad que nosotros aún no encontramos, vemos o imaginamos, pero que existe, porque otros la han creado con un amor y esperanza que han dejado lista para que la estiremos, la intervengamos, la queramos, la destruyamos y volvamos a crearla, justo como junto con el agua hemos hecho de esta ciudad tan de ellos, tan mía, tan tuya, de esta que el agua borra y que se dice, quedará sepultada entre los desechos de quienes han pasado por ella.